Las relaciones interpersonales que el joven desarrolla en esta etapa serán importantes ya que todas ellas influyen en el proceso de identificación del que antes hemos hablado.
Los padres, en este sentido, son quienes enfrentan mayor cantidad de tensiones, pues como vimos en un post anterior, no llegan a comprender ni aceptar del todo los cambios que se dan en el comportamiento adolescente, y estas tensiones generan una serie de conflictos y discusiones dentro del entorno familiar, que a la larga y mediante la acumulación de las mismas, pueden generar un estrés en las relaciones de familia.
Si intentamos recordar los conflictos por los que pasamos en nuestra adolescencia, probablemente recordaremos discusiones por la hora de llegada a casa, el uso del carro, la edad apropiada para ir solos a las fiestas, etc. Este tipo de discusiones son cotidianas en familias con adolescentes, sin embargo, si repensamos un poco en la situación, caeremos en cuenta que existen pocas, por no decir ninguna, discusión acerca de temas ideológicos o de valores morales, ya que, aunque no lo hayas notado antes, tus hijos poseen la misma base de valores que posees tú, puesto que se la enseñaste desde niño y coinciden en ello.
Pero entonces, ¿cuál es la mejor forma de tratar a sus hijos o alumnos adolescentes?
Ciertamente su comportamiento no depende por completo de los cambios biológicos, sino más bien de las influencias externas o ambientales, por lo que no podemos manejar toda la situación, puesto que existen factores que no están al alcance de nuestras manos como son la situación económica, las relaciones con sus amigos, entre otros.
Lo que nos queda por hacer, es llevar una buena relación con ellos, en la que participen, ya que buscan autonomía, en la que hablen, por que tienen muchas dudas, en la que actúen , por que son seres humanos y necesitan probar y equivocarse, y por último, en la que se les permita formar sus propias ideas y conceptos, por que están formando su identidad.
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